Esta iniciativa, que supondría la retirada de la circulación de más de 11 millones de vehículos, provocaría que, teniendo en cuenta la proyección de altas y bajas hasta 2022, los coches de hasta cinco años pasaran a ser el 56% del parque. Esto supondría un giro de 180 grados a la situación actual, ya que a día de hoy son los vehículos que superan los 10 años los que ostentan este porcentaje (el 57%).
Y es que la posventa tiene en el envejecimiento del parque uno de sus principales desafíos, al igual que los ayuntamientos de ciudades como Madrid o Barcelona (y que pueden tener un efecto llamada en otros municipios) que tienen en su punto de mira a los coches más viejos por ser los más contaminantes.