El parabrisas laminado cumple cien años, desde que Henry Ford se empeñara en introducirlo en sus modelos a principios de los años 20 del pasado siglo. Fue una decisión que cambió el rumbo de la historia del automóvil, pues el parabrisas laminado es, junto al cinturón de seguridad, el elemento de seguridad que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado. A lo largo de estos cien años los parabrisas han evolucionado mucho, pero el concepto básico de cristal laminado se mantiene inalterado y sigue cumpliendo su función protectora, tanto desde el punto de vista de la seguridad vial, como de la salud.
Los primeros coches no disponían de parabrisas y sus conductores tenían que usar gafas para protegerse del viento, polvo y de las piedras que podían saltar de los caminos. A principios del Siglo XX se comenzaron a introducir los primeros parabrisas, compuestos de dos hojas de cristal horizontales desplazables: cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía plegarla y seguir adelante. Oldsmobile fue la primera marca que incluyó el parabrisas como un elemento de serie en todos sus coches, en el año 1915.