Así de contundente fue el Presidente de Ferrari, Luca Cordero de Montezemolo, tras el quinto puesto (casi "de milagro" y por coincidencia de la sanción a Grosjean) que cosechó Fernando Alonso ayer. El piloto español ya dijo en la rueda de prensa posterior al Gran Premio de Hungría que el coche debía mejorar bastante, porque de lo contrario ser quintos, e incluso más atrás aún, sería su puesto lógico y natural. Montezemolo no sólo apoyó esta obvia y cruda realidad (y la sinceridad de Alonso), sino que fue más allá, y dijo que el coche que vio ayer en la pista de Hungaroring no le ha gustado para nada.
Especialmente el presidente fue crítico con las prestaciones, y pidió a los técnicos de su escudería una inmediata subida de ritmo desde Spa para comenzar a ser aspirantes serios a las victorias. Montezemolo no anduvo con rodeos, y les regaló un cuchillo a cada uno de los ingenieros, en señal de que "deben ponérselo entre los dientes" y pensar en cómo afrontar la segunda mitad de la temporada.