
Desde pequeños nos vienen inculcando nuestros tutores, padres y profesores, en excursiones y demás viajes, que es peligroso asomarse por la ventanilla en autobuses y trenes. Actualmente la mayoría de los trenes poseen las ventanillas impracticables, pero no hace muchos años eso no era así, y no eran pocos los niños que tenían la tentación de sacar sus cabezas y asomarse, o sus manos.
Parece algunos que no recuerdan esa norma elemental, y en coches dejan que sus hijos, compañeros de viajes -y ellos mismos- circulen con diferentes partes de sus cuerpos (manos, brazos e incluso algunos sacando fuera la cabeza) fuera del vehículo. Esto puede acarrearnos más de un susto, y puede darse el caso de que tengamos que aprender por las malas lo que no hemos querido hacer por las buenas.