
¿Te atreverias a comprarte un Lamborghini y luego destruirlo a martillazos? Seguramente no. Pero para algunas personas que les sobran el dinero eso debe ser un problema menor, si tenemos en cuenta el por qué este superdeportivo de las imágenes acabó así.
El dueño es -o era, para ser más exactos- un millonario chino (concretamente de la ciudad de Qingdao, en Shandong), el cual, harto del "mal servicio" que le daban en la concesión de Lamborghini, no tuvo mejor idea que destruir su Gallardo públicamente. Para ello contrató a un grupo de operarios que, mazo en mano, dieron buena cuenta del coche a martillazo limpio.