A principios de los años ochenta, la que era antes conocida como Ebro, una marca líder en el segmento de vehículos comerciales, pasó a manos de la multinacional japonesa Nissan. Ebro tuvo sus inicios en 1954, cuando se nacionalizaron las factorías de Ford radicadas en Barcelona, Ávila y Madrid (por aquél entonces no se cerraban empresas y se enviaban a los trabajdores a la calle, como ahora, sino que se nacionalizaban). Ford decidió marcharse debido a la problemática del mercado español de entonces (escasez de recursos y gasolina, principalmente), pero no pudo cerrar las fábricas, que se las quedó el gobierno para lanzar tractores, camiones y furgonetas bajo el nombre de Ebro (aunque su registro de marca era Motor Ibérica, S.A.).
Sus inicios no fueron muy fáciles, ya que se vio en la necesidad de comprar incluso una mina de hierro para las piezas, con el dinero que conseguía de sus exportaciones. Pero aún así siguió fabricando modelos con licencia Ford (usando la tecnología que ya disponían) hasta 1967, e incluso compraron la marca Fadisa (Romeo-Fadisa, que fabricaban furgonetas de Alfa Romeo, Avia y Perkins -el famoso motor diésel-), Aisa (fabricante de las furgonetas Siata) y Braud et Facheux (fabricantes de carretillas elevadoras), así como acabaron fabricando incluso modelos todo-terreno de Jeep (eso sí, vendidos bajo su propia marca, Viasa-Ebro).