Buena parte de la radiación solar que soportamos a lo largo del día se sufre dentro del coche. Y es una radiación muy peligrosa porque la recibimos desprotegidos. A nadie se le olvida ponerse crema protectora cuando va a la playa, pero pocos lo tienen en mente cuando se suben a un coche. Además, no somos conscientes de que, en la mayoría de los vehículos, el único cristal con una suficiente protección solar es el parabrisas. Las ventanillas laterales de la mayoría de los coches ofrece una protección nula o insuficiente (por debajo de SPF 16) contra los rayos UV.
La exposición a estos rayos es acumulativa y está asociada al 90% de todos los cánceres de piel. Numerosos estudios han demostrado daños asimétricos en la piel de conductores habituales, cuyo brazo izquierdo y ese lado de la cara (el derecho, en aquellos países en los que se conduce a ese lado), sufre más lesiones que el otro lado. La Skin Cancer Foundation recomienda laminar las lunas de los vehículos.