
Las empresas destinaron el pasado año más de 743.000 vehículos al mercado de usados, de los que en torno a 170.000 unidades (23% del total) superaban los diez años de antigüedad y, por lo tanto, podrían haberse acogido a un plan de achatarramiento similar al 2000E, según se desprende del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO), promovido por Arval, compañía de renting perteneciente al grupo BNP Paribas.
El estudio -que ofrece una visión en profundidad del mercado del automóvil y especialmente, del sector empresarial- pone de manifiesto cómo la falta de financiación obligó a las compañías, especialmente pymes y autónomos, a aplazar la renovación de sus flotas en estos últimos años, alargando la vida de sus vehículos como medida de ahorro, lo que ha contribuido a engrosar la oferta de coches de mayor edad procedentes del canal de empresa en el mercado de segunda mano.