El reciente atropello múltiple ocurrido en Asturias ha vuelto a abrir el debate de la conducción para los ancianos. Ciertamente es un debate tan antiguo como la propia historia de los coches, pero uno no puede dejar de preguntarse qué es lo que falla cuando a un anciano de avanzada edad, y encima con problemas de movilidad y reflejos, se le sigue concediendo el permiso de conducir. Cómo es que alguien que no solo ha atropellado a varias personas, sino que tras causar serios destrozos no ha conseguido parar ni ha tenido los reflejos para detener su vehículo, continuaba renovándosele el permiso.
Lo de los ancianos al volante es un tema muy recurrente. Ciertamente, y según reflejan también las estadísticas, los accidentes producidos por personas mayores no son los más numerosos, pero eso también encuentra su explicación en que el número de ancianos conduciendo tampoco es el mayor entre las franjas de edades de los conductores.