¿Recuerdas la expectación que se desató cuando PSA decidió fabricar una marca "low cost", y la probabilidad añadida de que dicha marca fuera Talbot o, mejor aún, SIMCA? Pues al parecer nada de eso va a poderse llevar a cabo. Primero fueron la cancelación de planes para el lanzamiento de coches "baratos" ("no es el tiempo adecuado", adujeron, aunque al parecer lo que ocurría más bien es que habían llegado demasiado tarde a ese nicho de mercado, ya ocupado por Dacia y similares, y la crisis económica les había pillado bastante a contrapié).
Luego fue la "venta" de participaciones a la norteamericana GM, y, ahora, la venta de parte de sus instalaciones para luego realquilarlas (es decir: buscan alguien que les compre algunas de sus factorías francesas para que luego se las alquilen y así obtener capital fresco).
Parece ser que en PSA no corren buenos tiempos. Y la operación de lanzar modelos de lujo (la línea DS) sacados "de la manga" y a calzador aprovechando el tirón de un modelo de Citroën (el DS), no funcionó tan bien como cabía esperar. Y es que Citroën siempre fue considerada una marca de coches asequibles, ¿cómo alguien iba pues a pagar un coche de lujo a Citroën, pudiendo comprarse por el mismo precio un Audi, un BMW o un Mercedes-Benz? Hay que estar poco menos que loco para hacer algo así.
¿Veremos el fin de PSA, o sea, de Peugeot y Citroën, en un espacio de tiempo corto? Lógicamente, no. PSA tiene muchos activos y es una compañía demasiado fuerte como para que caiga de la noche a la mañana. Pero mayores imperios han caído en mucho menos tiempo (solo por mencionar algunos, Saab o Chrysler, por ejemplo). Lo que sí está claro es que, como no decidan afianzar su identidad y aclararse en cuanto a sus modelos futuros (porque lo contrario solo hace que liar al comprador), el futuro de PSA se ve bastante negro en el horizonte.
| Redacción: Revista Coche
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