La conducción nocturna presenta una serie de riesgos que no encontramos cuando conducimos de día. La visión del ser humano por la noche es muy inferior y, a pesar de la iluminación que nos ofrecen los faros del coche, la agudeza y el campo visual se ven notablemente reducidos. Además, es más complicado calcular la velocidad, tardamos más tiempo en interpretar la señalización y se produce mayor fatiga.
Es importante recalcar que el sistema de iluminación del coche es uno de los elementos de seguridad más importante, por lo que AMDA recomienda acudir al servicio oficial para reparar cualquier posible desperfecto en el mismo y garantizar su correcto mantenimiento. Además, la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automóviles aconseja valorar como una mejora en seguridad los diferentes sistemas de iluminación que ofrecen como opción los coches nuevos, como los faros con tecnología Xenón, LED, adaptativos, matriciales, etc.