
Ahora nadie se sorprende al ver un utilitario diésel, pero hace 35 años, que un compacto tuviera este tipo de motorización era algo enormemente raro. Al extra de peso del motor diesel, la falta de evolución y sus limitadas prestaciones, se unía un desconocimiento popular de este tipo de motores destacable, de tal forma que solamente algunos modelos muy "excéntricos" (como los Chrysler - Simca motorizados por Barreiros y los Seat 1500 motorizados por Mercedes-Benz, por nombrar sólo dos casos) eran utilizados por un número reducido de personas, como los taxistas, que sí admiraban sus cualidades de dureza y economía.
Uno de los primeros compactos europeos en ofrecer en un coche de dicha gama un motor diésel fue Volkswagen, en su Golf de 1976. Era el 1.5 D, un motor robusto y que aún hoy en día es admirado (y muy buscado) por su fiabilidad y eficiencia. Un motor confiable al 100% sobre el cual se asentó la leyenda de los diesel imperecederos que ha hecho que lleguemos a donde estamos hoy en día, es decir: a motores diesel "gasolienados" -permitidme la expresión- que poco tienen que ver con los motores de aquélla época.