
En los eventos de automóviles clásicos, ocasionalmente se ven unos vehículos magníficos con un acabado de pintura rugoso o que presenta arañazos, lo cual resta atractivo a estas joyas automovilísticas. En la mayoría de casos, la pintura original – normalmente termoplástica – no ha sido restaurada de forma profesional. Las pinturas termoplásticas se empezaron a comercializar en los años 40 (primero en Estados Unidos) en sustitución de las pinturas de nitrocelulosa utilizadas hasta entonces. Estas últimas eran fáciles de aplicar y se secaban rápidamente, pero después se tenían que pulir bien. Las pinturas termoplásticas, en cambio, lucían un intenso brillo una vez secas. Por eso, Bentley, Fiat, Ferrari, Rolls Royce y Jaguar siguieron utilizando pintura termoplástica hasta la década de los 80.
La pintura termoplástica puede ser un fondo inestable si se ha de reparar el vehículo, ya que es reversible al entrar en contacto con disolventes o cuando está expuesta a temperaturas elevadas. Y, si el fondo es inestable, es imposible conseguir un buen resultado de repintado y existe el riesgo de que se formen grietas. Así, por ejemplo, cuando las pinturas termoplásticas y de nitrocelulosa se utilizan en combinación con un aparejo acrílico 2K pueden incluso perder su adherencia. En fondos sensibles a los disolventes, una buena alternativa es utilizar un aparejo de epoxi o el aparejo aislante Standox Nonstop Primer Filler.