Un domingo de 2004 el diseñador de Opel Dietmar Finger estaba en casa dibujando una idea para el nuevo Corsa. Concretamente, trabajando en el poco espectacular guarnecido lateral exterior de la guantera, que está tapado la mayor parte del tiempo por la puerta del pasajero cuando ésta se encuentra cerrada. Cuando la guantera se abre, esta pared debe proporcionar estabilidad, lo que se consigue con unas nervaduras transversales en la superficie del plástico. Mientras el diseñador creaba estas nervaduras, su hijo pasó por allí, echó un vistazo al boceto y preguntó: "¿Papá, por qué no dibujas un tiburón?". ¿Por qué no?, pensó Finger para sí mismo. Así proporcionó a estas nervaduras la forma de un tiburón. Nació una idea y, después, una tradición. El tiburón de la guantera entró en producción. Desde entonces, la historia de éxito del "tiburón de Opel" siguió su curso. Giordimaina, responsable del diseño interior del Zafira por aquel entonces, también escondió tres pequeños tiburones en el habitáculo del monovolumen compacto. Le siguieron otros "avistamientos de tiburones", primero en el Opel ADAM, luego en el actual Opel Astra y finalmente en los demás turismos, desde el Opel Crossland y el Opel Grandland X hasta el Opel Insignia.
Esto ha creado una tradición en Opel. Desde entonces, cada jefe de diseño de interiores se asegura de que al final del proceso de desarrollo se coloque al menos un tiburón en algún lugar del interior. Éstos no se suelen descubrir hasta el lanzamiento del coche.