
Hay cosas que no puede comprar el dinero. Y aunque la mayoría (bueno, todos, mejor dicho) de los poseedores de un Lamborghini se podrían comprar cualquier reloj del mundo, este no se lo van a poder comprar. Para su tristeza. La razón es tan simple como que no existe: es un concepto (magistral e impresionante, eso sí, como ves en las imágenes) del diseñador Marko Petrovic, un gran aficionado a la marca del toro, que ha querido rendirles un tributo inspirándose en el diseño del ultramoderno superdeportivo de la marca, el Aventador.
Mecánicamente presenta un tourbillon vertical, cual si fuera el compartimento del motor del coche, sobre una cubierta transparente.