
Y no, no es un anuncio publicitario sobre la ferocidad del Mini, sino toda una experiencia que vivieron los mecánicos del servicio de taller Bosch en Oxford, Inglaterra. La sorpresa fue mayúscula cuando el técnico Wayne Hunt colocó su mano bajo el capó para abrirlo y acceder al vano motor, y sintió algo que parecía "fuera de lugar". Tras abrirlo vio una serpiente, una boa constrictor, de metro y medio de largo y 12 centímetros de grosor.
Tras recuperarse de la sorpresa, llamaron a la Sociedad Protectora de Animales para que fuera a recogerla, ya que no pertenecía al dueño del coche y no sabían de dónde había salido. Además, querían asegurarse "de no hacerle daño, ya que estamos más acostumbrados a tratar con sistemas de frenos que con serpientes".