El Land Cruiser de Toyota trataba de posicionarse como el modelo de lujo de la marca nipona, compitiendo con los Discovery de Land-Rover, e incluso con el mismo Range Rover. Su intención era la de un vehículo con una imagen más sofisticada, elementos de lujo y de confort superiores a otros SUVs de su tiempo, como el Nissan Patrol o Mitsubishi Montero-Pajero, sin perder la esencia de un modelo útil.
Este catálogo corresponde a mediados de los años noventa, donde Toyota ofrecía dos acabados para el Land Cruiser (GX y VX), con dos motores: o bien el 5VZ-FE de 3,4 litros y 24 válvulas, en gasolina, o el turbo diésel 1KZ-TE de 3.0 litros. Se podía encontrar en dos opciones de carrocería, de cinco o tres puertas.