
Por fin parece que algo va a cambiar, que llega alguien con sentido común al frente de la DGT y que, esperemos, alquien que no le temblará el pulso a la hora de tomar decisiones correctas. No como el mal recordado (y esperemos que jamás vuelva a ocupar un cargo de semejante responsabilidad) Pere Navarro, que ha llevado a los conductores al desastre con sus inventos (entre ellos el A2) y, a muchas marcas -principalmente de motos- al borde de la bancarrota. La excusa para hacer todo ello y tener "carta blanca" en sus despropósito era que las cifras de muertos en las carreteras (no de accidentes, no confundir) disminuían.
Unas cifras que, nada más llegar, la nueva responsable de Tráfico, María Seguí, puso inmediatamente en duda.