
Desde aquí siempre hemos sido bastante críticos con las políticas de Seat a la hora de elegir sus patrocinios y a quien patrocina. Entre otras razones porque los contratos multimillonarios de esos elitistas artistas los pagamos los españoles, es decir, sale de tu bolsillo y del mío, ya que Seat está subvencionada hasta las cejas con dinero público.
Por eso llama más la atención el comportamiento que tienen al volante esos embajadores, los cuales -y, al menos, tras el volante, repito, con la forma de cantar que tiene cada uno no me meto- deberían dar un buen ejemplo de cara al público, es lo mínimo sabiendo los cientos de miles de euros que las marcas les pagan.