Son la razón por la cual el aire se vuelve más denso dentro del vehículo, y además pueden ser perjudiciales para la salud: las bacterias, los hongos y los microorganismos suelen anidar en los sistemas de ventilación húmedos y oscuros del vehículo, y desde ahí llegan enseguida hasta el habitáculo del coche. Además de estornudos y tos, también pueden provocar ojos llorosos y reacciones alérgicas, una combinación bastante peligrosa si nos encontramos en medio del tráfico. Por ello, Jörg Laukenmann de Hella Service recomienda: "Muchos talleres ofrecen a sus clientes un 'chequeo de climatización'. Este chequeo incluye una comprobación completa del funcionamiento y de la potencia del sistema de climatización y una sustitución del filtro del habitáculo. En caso necesario, también se desinfectará el evaporador, ya que tiene la función de disipar el frío de la evaporación en el habitáculo del vehículo". Un chequeo de este tipo debería realizarse una vez al año o cada 15.000 km. Gracias a una comprobación periódica del aire acondicionado se minimizan los riesgos para la salud y el conductor también consigue que aumente su capacidad de concentración durante el verano y que no se empañen sus cristales durante el invierno ya que podrá contar con una "ventilación limpia".
Si se comprueba el aire acondicionado con regularidad, se puede estar seguro de que todos los componentes funcionarán correctamente, con lo que también se reducirá el riesgo de tener que pagar costosas reparaciones por un fallo en el aire acondicionado.
| Fuente: Hella