Toyota hace el decimoséptimo intento (porque ya he perdido la cuenta...) de mezclar un coche con el concepto "smartphone", y nos enseña su último trabajo en este sentido, realizado en forma de concepto que presentará en el Salón de Tokio, y que lleva el nombre de Fun-VII. Lo de VII no es un número romano (aunque pueda parecerlo), sino las iniciales de las palabras "vehicle, interactive, internet", que expresa ya claramente las pretensiones de este modelo.
El coche está recurre ampliamente a Internet para todos sus sistemas, principalmente la guía en la conducción y el entretenimiento, algo no muy fiable en el día de hoy y, por tanto, bastante lejano aún de conseguir que sea una realidad (ni siquiera los ordenadores están tan intrínsicamente conectados, de modo que mucho menos lo hará un coche, aunque solo fuera por seguridad).
Toyota quiere reinterpretar el concepto "Fun to drive, again" (volver a divertirse conduciendo, de nuevo), algo que, valga la redundancia, tampoco es nuevo, puesto que es un guiño que Toyota hace a sus campañas de marketing para el mercado japonés en los años 1984 hasta 1987, que tenían por lema "Fun to Drive".
El coche tiene tres asientos, mide de larto 4020 mm, de ancho 1.745 mm y de alto 1.415 mm. Como ejercicio de estilismo y tecnología no está mal. Ahora bien, como propuesta de fabricación, y aunque esto depende más bien de gustos, está un tanto limitado, porque ni tan siquiera por fuera pueda decirse que tiene un aire moderno, más bien parece un coche de pompas fúnebres.
| Redacción: Revista Coche
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