
Una de las valoraciones introducidas en la última reforma de los test de la EuroNCAP ha sido la protección a peatones de los coches testados. De esta forma, un automóvil con un diseño o/y elementos para salvaguardar las vidas de los transeúntes en caso de atropello, tiene más probabilidades de obtener las preciadas cinco estrellas que uno que no tenga eso en cuenta. Esto no ocurría antes, y aunque muchos no lo sepan, las consecuencias las vemos cada día por la calle. En efecto: el diseño que se está generalizando de ver las parrillas de los coches ocupando prácticamente el lugar donde antes había paragolpes, tan adelantadas como en "boca de ballena", no es ni más ni menos que la consecuencia de estos nuevos diseños, cuya intención es proteger (o causar las menores heridas posibles) en caso de impacto.
Y es que hay que tener en cuenta que en países como China, el 25 por ciento de las muertes por accidentes de tráfico son peatones. En Europa la cifra no llega a tanto, pero representan también un porcentaje bastante alto: el 14%. En Estados unidos son el 12%.