
El LFA es, sin duda, uno de los deportivos más bellos jamás diseñados de la casa nipona, tanto en su versión coupé como en la bellísima versión cabrio aparecida en el Salón de Detroit de hace unos años.
Pero, aparte de bello, también es uno de los vehículos más potentes de la actualidad. Y para que modelos con tanta potencia lleguen al público con la suficiente calidad y seguridad, se hace imprescindible la labor de probadores que consigan afinar y afinar sus partes tanto de suspensiones, chasis como de sistemas de frenado y demás. Esa era la meritoria labor de Hiromu Naruse, el cual, además de su trabajo en tests sobre carretera, también era chófer personal del presidente de Toyota, Akio Toyoda