La presentación del Peugeot 203 en el Grand Palais fue una de las grandes sensaciones en el Salón del Automóvil de París de 1948. En un entorno en el que las demás marcas presentaban berlinas de la preguerra y pequeños automóviles pensados para las clases populares rurales y urbanas, Peugeot se atrevía a atacar el segmento medio, huérfano de modelos desde la Segunda Guerra Mundial.
En el apartado estético, el Peugeot 203 destacaba por un diseño redondeado, con líneas clásicas y elegantes. Su silueta de dos volúmenes estaba rematada por un atractivo frontal cromado, con dos faros redondos integrados en la carrocería y un capó rematado en punta, en la que figuraba la marca "Peugeot" y el León rugiente.