Hace 65 años las cosas eran muy diferentes. Tanto en el mundo de los coches, como en el mundo de la Fórmula 1. Por aquellos años competía Alfa Romeo como marca "con todas las de la ley", y también con todo lo que eso implicaba, y no bajo el paraguas de Ferrari (como ocurre hoy en día, en donde la marca italiana simplemente tiene una serigrafía en la carrocería del SF15-T). Pero el 13 de mayo de 1950 cuatro monoplazas "158" estaban compitiendo en la pista inglesa de Silverstone, y a los mandos de uno de ellos se encontraba Giuseppe "Nino" Farina, que se adjudicaría el primer "hat trick" de la Fórmula 1: pole position, victoria y vuelta rápida. Y, naturalmente, el título de campeón del mundo a final de la competición.
Uno de aquellos monoplazas Alfetta 158 se exponen hoy en el Museo Storico Alfa Romeo como ejemplo de deportividad y altas prestaciones. Los otros pilotos que competirían para Alfa Romeo eran Luigi Fagiola, Juan Manuel Fangio (el campeón argentino siempre con el Alfetta) y Reg Parnell, piloto británico que se seleccionó para rendir honor al país anfitrión.
Pero no solo Farina consiguió subirse al podium: Alfa Romeo ocupó los otros dos lugares, y de hecho la empresa de Milán dominaría todas las carreras durante el resto del campeonato. Esa temporada el trío formado por Farina-Frijoles-Fangio sería apodado por el público como "el 3F", y junto a sus Alfa mantendrían en alto el nombre de Italia en el automovilismo internacional en un momento histórico muy delicado tanto para el país, como para la propia Alfa.
El III RAC British Grand Prix ("Gran Premio de Gran Bretaña", que ese año también tenía el título de "Gran Premio de Europa") se corría en el Northamptonshire con la configuración de 1948: Silverstone, a 40 millas al norte de Londres, era un trazado que se estableció a partir de un antiguo campo de aviación de la Royal Air Force (la Fuerza Aérea británica) y se convertiría con el tiempo en todo un referente y escenario de gestas de la Fórmula 1.
Después de la bandera a cuadros el rey Jorge VI felicitó personalmente a los conductores de la escuadra Alfa. Éste fue el comienzo de una nueva era en las carreras de coches, ya que a partir de entonces la F1 se convertiría en la categoría "reina" del automovilismo, la más seguida por el público y pasaría a ser un fenómeno global.
El monoplaza 158 era el resultado de un proyecto iniciado en 1938, y aún doce años después seguía siendo competitivo tras el intervalo impuesto por una serie de acontecimientos mundiales, principalmente la II Guerra Mundial, por lo que en 1950 aún se encontraba en medio de su desarrollo técnico.
El Reglamento de aquellos años establecía que los monoplazas de Fórmula 1 podían equiparse con un motor de 1,5 litros sobre alimentado, o de 4,5 litros atmosféricos. El Alfa Romeo 158 tenía ocho cilindros en línea que cubicaban 1.479 cc, con compresor de potencia que llevaba el motor hasta los 195 CV en 1938, pero que la posterior evolución de los años cincuenta le otorgó casi 300 CV. En 1951, con el "159", que era la evolución lógica del "158", la potencia llega hasta los 425 CV (450 en pruebas), gracias a un compresor de doble etapa y a otra serie de mejoras. El Reglamento no establecía límite ni en el peso de los coches, ni en la cantidad de gasolina que podían llevar o consumir.
En el año 1951, después de que Fangio ganara el segundo campeonato del mundo con el "159", Alfa Romeo se retira oficialmente de la competición para concentrar a todo su personal y sus equipamientos a la producción en serie.
| Redacción: Revista Coche
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