Soporífero el Gran Premio de Rusia de este fin de semana en su recién estrenado circuito de Sochi. Que una carrera de Fórmula 1 la única emoción digna de reseñar sea el error de uno de los mecánicos en la parada de cambio de ruedas de Fernando Alonso deja bastante que desear, y es un buen indicativo de que a la Fórmula 1 le falta algo. Claro que mucho tuvo que ver el nuevo trazado, una pista "facilona" donde tenían gran ventaja quienes iban primero, no facilitando ni adelantamientos ni emoción.
Es algo esperpéntico que, para que haya una emoción mínima en una carrera, tengan que producirse condiciones excepcionales, como lluvia, dejando claramente en evidencia que de lo contrario las carreras son insoportables. Es normal que cada vez les resulte a las televisiones inventarse alguna excusa para tener a la gente sentada en su sofá un domingo, y convencerles de que pierdan su tiempo de descanso viendo... Nada. Cuatro monoplazas dando vueltas y más vueltas durante horas en torno a una pista sin fin ni motivo alguno. Más entretenido sería un Scalextric.
Los pobres cámaras de la televisión se las veían y se las deseaban buscando por todos los rincones del circuito algún hecho reseñable, sin encontrar más que unas pobres batallas por ganar la posición en los monoplazas más retrasados de la parrilla.
Pero eso no es todo lo malo, por desgracia. Quien diseñó el circuito no pensó en la televisión, ni en dónde se colocarían las cámaras, porque su disposición fue totalmente equivocada, aleatoria. Inexacta y poco práctica. No dejaba ver ni disfrutar al espectador de las proporciones ni de las circunstancia del trazado. Y para añadir más errores el paso de una cámara a otra se hacía sin fluidez, precisamente por su mala ubicación, impidiendo que el espectador pudiera seguir con comodidad la carrera, y dando la sensación de ser cortes con trazados diferentes, con lo cual se podía acabar con un efecto de mareo reseñable.
Está claro que la Fórmula 1 tiene que reinventarse con circuitos verdaderamente emocionantes, y no tanto cambiando normativas o monoplazas. Los coches poco tienen que hacer cuando el trazado no acompaña, cuando no se le invita al piloto a tomar la iniciativa y se encuentra con chicanes prohibidas en todas partes. Lamentable. Difícil lo tienen televisiones que la retransmiten como Movistar TV que adquirió a precio de oro los derechos de retransmisión, para convencer a sus clientes de que paguen por ver tan lamentable y agobiante espectáculo por sus pantallas. La única noticia reseñable no vino de la carrera, sino de la entrevista que posteriormente concedió Alonso a un medio británico, asegurando que el próximo año no llevará un motor Mercedes. Eso solo deja como alternativa a McLaren, que llevará motores Honda. Eso si Ron Dennis no se vuelve atrás, porque el jefe de la escudería inglesa ahora parece querer aprovecharse de la situación para amarrar a Alonso durante varios años. Está claro que, como todos los años ocurre, se abren muchas alternativas y posibilidades que prometen más entretenimiento para el futuro, pero sólo es humo. Desgraciadamente a la hora de la verdad vuelve a ser todo lo mismo.
Y es que la Fórmula 1 no está acabada, más bien lleva ya años acabada. Actualmente solo es una pasarela para que figurines hastiados de dinero y estrellas del cine y la música paseen palmito los domingos y presuman de su posición social y prevendas, y para que cuatro engañados a los que les exprimen el dinero las operadoras se sientan en el sofá creyendo que van a ver una gran competencia. Allá ellos si quieren tirar su dinero, ganado con el sudor de su frente durante toda la semana, en las carteras sin fondos de los multimillonarios y de las compañías telefónicas multinacionales que los tienen engañados como niños. Otros lo hacen con el fútbol, y bien contentos que están de que sean estafados. Problema de ellos.
| Redacción: Revista Coche
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