El 5 de mayo de 2013 se cumplen 20 años del momento en que el modelo mejor vendido de Volvo, la serie 240, dejó de fabricarse. Durante los 19 años de producción del 240 se fabricaron casi 2,9 millones de vehículos; este fue el primero en ser criticado por su aspecto cuadrado y aburrido, pero durante toda su vida se las arregló para establecer la norma internacional en cuestiones de seguridad y medio ambiente, ganar el European Touring Car Championship y conseguir el estatus de vehículo de culto entre los yuppies, hasta que dejó de fabricarse en mayo de 1993.
El Volvo 240 se presentó en agosto de 1974 como la continuación lógica y el desarrollo de la conocida serie140, con nuevas e innovadoras soluciones técnicas en muchos campos. Esto se manifestó especialmente por el gran nivel de seguridad y el fuerte parecido visual con el Safety Concept Car VESC que Volvo había presentado dos años antes. Este parecido se debía, entre otros muchos detalles, a los enormes paragolpes que daban al 240 su característico frontal prominente. Las propiedades dinámicas y de seguridad del 240 fueron muy bien recibidas, pero no tanto sus valores estéticos. El diseño fue considerado aburrido.
Al igual que la serie 140 unos años antes, el 240 se comercializó en una versión más lujosa con un motor de seis cilindros, el 260, y como Station Wagon: la obra maestra de Volvo. El Volvo 245 casi se convirtió en sinónimo del verdadero concepto de vehículos Station Wagon en general. Un vehículo verdaderamente versátil en el que cabía todo lo pudieras imaginar y que, al mismo tiempo, era un placer de conducir, confortable y ofrecía el máximo nivel de seguridad del mercado automovilístico del momento.
La norma en cuestiones de seguridad y medio ambiente
Después de una serie de pruebas de choque realizadas por las autoridades de seguridad vial de Estados Unidos, la NHTSA, con el 240 y vehículos de la competencia, quedó demostrado que el Volvo 244 ofrecía, sin lugar a dudas, la mejor protección a los ocupantes. Los resultados se utilizaron como base para la futura legislación de seguridad estadounidense para todos los vehículos que se vendieran en el mercado americano.
Al mismo tiempo, Volvo trabajaba intensamente en el control de emisiones tratando de controlar el catalizador de oxidación no regulado que pronto iba a introducirse para —en determinadas condiciones— reducir a niveles insignificantes la emisión de las tres sustancias nocivas: hidrocarburos (HC), monóxido de carbono (CO) y óxidos nítricos (NOX). Al mejorar la capacidad de limpieza de los gases de escape mediante el control de la mezcla de combustible/aire en la estrecha banda en la que la proporción para el catalizador es óptima, Volvo fue en 1976 el primer fabricante que ofreció la solución: la sonda Lambda. Esta pequeña pero genial pieza de ingeniería permitió al catalizador reducir en más de un 90 % los niveles de hidrocarburos, monóxido de carbono y óxido nítrico generados por la combustión de la mezcla de combustible/aire.
Un año después, California estableció nuevos niveles máximos, más estrictos, para estas sustancias (hidrocarburos 0,41 g/milla; monóxido de carbono 9,0 g/milla; óxidos nítricos 1,5 g/milla) que para entonces ya eran los más estrictos del mundo. Las emisiones de los vehículos Volvo, con el catalizador de tres vías y la sonda Lambda, estaban muy por debajo de estos niveles. Las emisiones de óxidos nítricos eran muy bajas y, como consecuencia, Volvo obtuvo el reconocimiento de la administración Carter por su trabajo pionero.
El Station Wagon más rápido del mundo
El Volvo 240 iba un paso, o más, por delante del sector en cuanto a seguridad y respeto medioambiental y fue un modelo que se desarrolló y actualizó continuamente durante toda su existencia. Los vehículos fueron refinándose con los años. Se añadieron nuevas soluciones técnicas; se introdujeron motores turbo y diésel en una etapa bien temprana. Su fama de vehículo aburrido desapareció cuando el Volvo 245 demostró ser el Station Wagon más rápido del mundo y cuando el "ladrillo volante" barrió a la competencia de los circuitos europeos para convertirse en el campeón del Grupo A.
Durante las etapas finales de su vida, el 240 solo se ofrecía como Station Wagon y experimentó un verdadero renacimiento cuando, de repente, se convirtió en el vehículo de moda entre muchos de los llamados yuppies europeos. Este fue el caso sobre todo en Italia, donde el 240 Polar se puso de moda entre los jóvenes modernos y consiguió el estatus de objeto de culto. En aquel momento, la gestión global de la familia 240 —tanto del producto como de la producción— la llevaba la unidad 240-bolaget: una organización independiente dentro de la empresa pero integrada en ella.
Sin embargo, el 5 de mayo de 1993 todo terminó. Después de 19 años de éxito y 2.862.573 vehículos, de los cuales 177.402 eran del modelo 260, la serie 240 recibió su aplauso final, casi al mismo tiempo que el presidente de AB Volvo, Pehr G Gyllenhammar. Él había sido uno de los mayores admiradores del 240 en esos años y había utilizado muchas de las distintas versiones, algunas de ellas verdaderamente "especiales".
El último 240 también fue una versión especial reducida, fabricada por el equipo del proyecto por pura diversión. Este 240 reducido fue una forma de agradecer los esfuerzos realizados por todo el equipo del 240 y simbolizaba los reducidos plazos de entrega. El último 245 fue para una mujer sueca a quien el propio P G Gyllenhammar entregó las llaves en una pequeña ceremonia junto a la línea 2:4-2 bajo el lema "The last 240 and the best" ("El último 240 y el mejor").
Hay muchos Volvo 240 circulando por las carreteras de todo el mundo, con sus 20 años como mínimo y que todavía se utilizan como fieles vehículos del día a día. Incluso hay clubs dedicados que trabajan activamente para preservar el 240 y asegurar su futuro, igual que el 240 trabajó durante muchos años para asegurar el futuro de Volvo Cars.
| Fuente: Volvo
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