En el otoño del año 1984 se esperaba la llegada del nuevo Seat Ibiza, un proyecto conocido internamente como S-1 ("Seat 1", un guiño a la reformada Seat ya en las manos de Volkswagen, tras el "fiasco" final con Fiat, que incluso llevó a ambas marcas ante los tribunales). Muchas personas ya saben cómo se gestó el Ibiza en sí. Realmente, no era más que un proyecto de diseño destinado a ser el nuevo Volkswagen Golf, pero la marca alemana lo rechazó, y acabó en Seat. Esa decisión fue vital, ya que el Ibiza se convirtió en líder de ventas, y uno de los modelos más exitosos, gracias al cual Seat consiguió sobrevivir.
Pero en Seat no estaba nada claro su denominación. Se barajaron varios nombres, como Eral, Zambelo, Duna, Mistral y Turia (aparte de Ibiza). Sería la famosa isla balear quien finalmente diera su nombre a uno de los coches más significativos de la firma española.
| Redacción: Revista Coche