Cuando el Seat 124 irrumpió en el mercado nacional, la elección de deportivos se limitaba a los compactos Seat 850 Sport - en variantes Coupé y Spider - y al Renault Alpine A-110. La restricción de las importaciones y los elevados gravámenes que pesaban sobre los automóviles de fabricación extranjera hacían que los llamados "Gran Turismo" fueran una clase prácticamente inexistente en España. Los escasos Alfa Romeo Giulietta, Ford Capri (en su primera generación, no la de los ochenta), Opel GT y BMW 1600 GT que circulaban por nuestro país suponían una presencia meramente testimonial. Seat se encontraba en una privilegiada situación para introducir con facilidad el GT que Fiat había presentado en el Salón de Ginebra de 1967. Era un derivado de la berlina 124 que ya estaba en pleno apogeo en España, de la que tomó la plataforma del bastidor con la misma distancia entre ejes para mejor aprovechamiento del espacio trasero. Este elegante deportivo de acertada estética y buena habitabilidad cautivó al público español desde el momento de la presentación en el Salón de Barcelona de 1970.
Cuando el Seat 124 Sport irrumpió en el mercado nacional, a principios de la década de 1970, creó un segmento virtualmente inexistente hasta entonces. Fue el primer cupé deportivo con cuatro plazas reales de la producción española.