Historia del Seat 124 Sport. 1971 - 1976



Cuando el Seat 124 irrumpió en el mercado nacional, la elección de deportivos se limitaba a los compactos Seat 850 Sport - en variantes Coupé y Spider - y al Renault Alpine A-110. La restricción de las importaciones y los elevados gravámenes que pesaban sobre los automóviles de fabricación extranjera hacían que los llamados "Gran Turismo" fueran una clase prácticamente inexistente en España. Los escasos Alfa Romeo Giulietta, Ford Capri (en su primera generación, no la de los ochenta), Opel GT y BMW 1600 GT que circulaban por nuestro país suponían una presencia meramente testimonial. Seat se encontraba en una privilegiada situación para introducir con facilidad el GT que Fiat había presentado en el Salón de Ginebra de 1967. Era un derivado de la berlina 124 que ya estaba en pleno apogeo en España, de la que tomó la plataforma del bastidor con la misma distancia entre ejes para mejor aprovechamiento del espacio trasero. Este elegante deportivo de acertada estética y buena habitabilidad cautivó al público español desde el momento de la presentación en el Salón de Barcelona de 1970.

Cuando el Seat 124 Sport irrumpió en el mercado nacional, a principios de la década de 1970, creó un segmento virtualmente inexistente hasta entonces. Fue el primer cupé deportivo con cuatro plazas reales de la producción española.




El Fiat 124 berlina había sido elegido Coche del año de 1966 en Europa, y en la fábrica de Turín ya se estaba ultimando la versión Spider diseñada por Pininfarina. Aquel descapotable, al igual que el futuro coupé, partió de la plataforma de la berlina con la batalla acortada en 140 mm. Utilizaba el motor del 124 S - que en España equiparía al Seat 1430 -, pero con una cueva culata de doble árbol de levas que lo potenciaba hasta los 90 CV. Este mismo motor propulsó al primer Fiat 124 Sport, diseñado por Mario y Paolo Boana en el Centro de Estilo de Fiat, y presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1967.

En aquel certamen también vio la luz el Seat 125, sustituto del Seat 1500, que montaba un nuevo motor biárbol de 1.608 cc, asimismo de 90 CV, obra del ingeniero Aurelio Lampredi, autor del Seat 12 y sus derivados. Dos años más tarde, en el Salón de Turín apareció la segunda versión del Fiat 124 Sport con el motor del 125 comprimido a 9,8:1 y alimentado por dos carburadores Weber 40IDF de doble cuerpo, el cual desarrollaba 110 CV. La carrocería seguía la misma estructura, pero estaba dotada de un frontal algo distinto, con cuatro faros empotrados en la amplia parrilla delantera. Aquella fue la versión fabricada por Seat.




La "vedette" del Salón de Barcelona de 1970
El sector del automóvil en España experimentaba uno de los mayores crecimientos en Europa, y así quedó reflejado en el Salón de Barcelona que abrió la década de 1970. Aquel año el Salón ocupó 200.000 m2, superficie sólo superada en Europa por el Salón de Frankfurt. En este contexto, Seat presentó el Seat 124 Sport, que acaparó la atención de la prensa y el público. El nuevo coupé, que fue "la vedette" absoluta del certamen, a pesar de las atractivas primicias como los populares Renault 12, Mini 850 o Citroen GS, era el primer deportivo español accesible a la emergente clase media.

La primera oleada de pedidos fue espectacular, aunque su precio, de alrededor de un cuarto de millón de pesetas, no era precisamente bajo. Por ese dinero uno obtenía un elegante cuatro plazas con un brillante motor de 110CV nada menos, capaz de alcanzar los 180 km/h. El Seat 124 Sport fue un coche que marcó diferencias socioeconómicas y se convirtió, desde su comercialización en 1971, en el objetivo de muchos españoles como exponente de su éxito personal.

Fiat había diseñado el Seat 124 Sport original con la premisa de ofrecer un coupé de brillantes prestaciones a un precio asequible. Para ello tuvo que renunciar a un equipamiento lujoso y acabados de gran clase, sin que ello implicara el empobrecimiento del habitáculo. Todo lo contrario, sustituyó la madera y el cuero habituales en los GT de la época por modernos plásticos polimerizados que, con el tiempo, han adoptado todos los automóviles, incluidos los de clase alta.

Un completo tablero de instrumentación, con seis relojes de esfera negra, se complementaba con el volante de dos radios en negro e imitación de madera. La corta palanca del cambio, enfundada en un saco de piel para ocultar la rótula de guiado, iba rematada con un elegante pomo de madera. Los asientos de perfil ergonómico, además de ser cómodos, sujetaban adecuadamente al conductor y al pasajero.




Derivado del 124
A pesar de su atractiva línea, el Seat 124 Sport utilizaba muchos componentes de la berlina de igual nomenclatura. Además de la plataforma del bastidor, compartían suspensión delantera independiente con dobles triángulos superpuestos y barra estabilizadora. También utilizaba el sistema trasero de eje rígido con un par de tirantes longitudinales por lado, además de una barra Panhard como correctora de los esfuerzos laterales.

Los amortiguadores hidráulicos y sus muelles estaban diseñados para que la diferencia de potencia - casi el doble - no fuera en detrimento del confort. Con todo ello, la estabilidad era muy buena, aunque en conducción fuerte requería un mínimo de pericia debido a la briosa aceleración y al eje trasero rígido, con su genética tendencia al rebote de la rueda exterior y la consecuente derrapada.

Por otra parte, y a causa de tener el peso del motor sobre el eje delantero, mostraba una clara tendencia al subviraje cuando se efectuaban bruscas apuradas de frenada a la entrada de las curvas. Era un coche que agradecía ser conducido con finura para aprovechar todas las virtudes del motor. El cambio, de cinco velocidades con sincronismo sistema Porsche, era exclusivo de este modelo. Destacaba por su manejo suave y preciso y por la adecuada desmultiplicación de todas las relaciones para un óptimo aprovechamiento de la potencia. La frenada también se adecuó a la diferencia de potencia con la adopción de cuatro discos, servofreno, repartidor de frenada delante-detrás, y doble circuito hidráulico de seguridad. La dirección compartía el mismo sistema de tornillo sin fin, en lugar de la deseada cremallera que Fiat era reticente a utilizar para contener los costes, a pesar de montarla en el 127.




La versión 1800
La trayectoria del Fiat 124 Sport 1600 duró poco más de dos años, en los que se fabricaron y vendieron 6.378 unidades. Fiat sustituyó, en 1972, el modelo 125 por el 132, y en esta nueva berlina de gama media-alta se estrenó un motor de 1.756 cc, asimismo con culata de doble árbol de levas, pero con un solo carburador de doble cuerpo.

Este motor fue utilizado para la tercera versión del Fiat 124 Sport lanzado en Italia en aquel mismo año. Con el cambio de mecánica, sólo ganó 8 CV en relación con el 1.608 cc, pero mejoró sensiblemente el par motor en beneficio de las recuperaciones con relaciones largas, lo que se traducía en un mayor confort de marcha.

Las prestaciones apenas variaron, si bien la nueva curva de potencia era más plana y necesitaba menos utilización del cambio a favor de la conducción y del consumo. Los 118 CV de la versión 1800 tenían una entrega más lineal y progresiva, que le hizo perder el carácter enérgico de sus aceleraciones y de las sensaciones que recibía el conductor, aunque el resultado ante el cronómetro era ligeramente superior.

Cuando dejó de fabricar el 1600, Seat presentó en 1973 la versión 1800 con algunos cambios estéticos: parachoques de tres piezas, más dimensionados, con dos topes desplazados a los extremos de las aletas, que ocupaban toda su altura. En el interior, sólo pequeños detalles marcaban diferencias: destacaban el tapizado y la chapa de aluminio del panel de instrumentos sobrepuesta al anterior acabado de plástico negro, por debajo. En Italia, la producción de este modelo cesó en 1974, después de fabricar casi trescientas mil unidades. Seat siguió aprovechando la buena posición alcanzada en el mercado español y lo mantuvo en producción hasta 1976, con un total de 23.370 unidades matriculadas.




Potencia garantizada
El Seat 124 Sport 1600 estaba propulsado por un brioso motor de 110 CV del que, en aquellos años, pocos coches de su categoría disponían. A igualdad de cilindrada, incluso los Alfa Romeo y los BMW estaban por detrás de la potencia del Seat. El motor diseñado por el ingeniero Aurelio Lampredi destacaba por el accionamiento de los dos árboles de levas en culata mediante una correa de caucho dentada, colocada externamente al blogque motor, técnica extrapolada de la competición pero vanguardista en los coches de serie de finales de los años sesenta. Dos carburadores Weber de doble cuerpo alimentaban directamente cada cilindro y, junto a la compresión de 9,8:1, eran los responsables del buen rendimiento de aquel motor que, además, siempre resultó bastante sólido y fiable.

El depósito de gasolina, colocado bajo el piso del maletero, aumentaba la seguridad pasiva del vehículo y permitía ganar espacio para los ocupantes.




Seat 124 Sport 1971. Características técnicas.
- Marca y modelo: Seat 124 Sport 1600
- Motor: 4 cilindros en línea
- Refrigeración: agua
- Cilindrada: 1.608 cc
- Diámetro x carrera: 80 x 80 mm
- Potencia: 110 CV a las 6.400 rpm
- Alimentación: Carburador Weber 40 IDF de doble cuerpo
- Tracción: trasera
- Cambio: 5 velocidades
- Capacidad depósito de gasolina: 45 l
- Largo x ancho x alto: 4.120 x 1.670 x 1.340 mm
- Peso en vacío: 995 kg.
- Velocidad máxima: 175 km/h




Seat 124 Sport y Paul Davis
En la ficción, el Seat 124 Sport es famoso por ser el coche habitual del investigador Paul Davis, creado por Fénix Hebrón / J. G. Chamorro. Inicialmente Davis conducía un scooter, en sus primeras hazañas bajo la pluma de Fénix Hebrón, pero a medida que el personaje fue madurando de la mano de J. G. Chamorro, adoptó como su coche habitual el 124 Sport.

En algunos relatos escritos por A. Bial le Métayer, como "Curvas y aceite", nos encontramos a Paul Davis con dos variantes del 124 en diferente color, azul y roja. El personaje de Erius, creado por Bia Namaran, así como Renard dentro de su serie de relatos "Un detective en tiempos de Internet", también han contado con las apariciones de Paul Davis en algunas de sus tramas.

Os dejamos con algunos fragmentos de sus apariciones con su Seat 124 Sport.



Sin embargo Paul Davis aparte de los relojes tenía otra afición: las tablas de Excel. Todo lo guardaba y lo añadía en tablas de hojas de cálculo, desde los gastos de su despacho, hasta sus gastos personales, pasando por los gastos de sus dos Seat 124 Sport, o los datos del coste de mantenimiento de su ya extensa "flota" de relojes. Algunos no menores cuando requerían su paso por el SAT, por cierto.

(A. Bial le Métayer en: "Un juego de ingenio")


Me dije a mí mismo que debería decírselo a Franz, mientras bajaba por el ascensor hacia el parking, donde estaba situado mi Seat 124 Sport. Pero supongo que las obligaciones más inmediatas y perentorias me abstraían y reclamaban toda mi atención, porque tal intención desapareció de mi cabeza en cuanto puse el deportivo español en marcha. Salí del parking y esperé al borde de la calle, para incorporarme al tráfico por mi carril. Y cuando vi que no venía nadie por mi izquierda, apreté el acelerador. Entonces sentí un encontronazo, me giré mientras frenaba, y alguien rompió el cristal con un objeto contundente. El impacto con mi cabeza fue tremendo.

(A. Bial le Métayer en: "Código Pelagos")


Oír eso me hizo sentir un agradable alivio. El bueno de Davis... Habíamos pasado algunas jornadas juntos, "pelándonos el culo" mientras le acompañaba en sus labores de investigación, esperando sobre los curtidos asientos de cuero de su Seat 124 Sport a que asomara el hocico cualquier delincuente al que seguíamos en alguno que otro de sus muchos casos. Por supuesto, acepté la propuesta del señor Franz Lengyel.

(A. Bial le Métayer en: "Yo, el ministro")


El Seat 124 Sport atravesó la avenida de Borbó a toda velocidad, esquivando automóviles que recorrían la calzada con anquilosada modorra, debido a las enormes filas de retención. Al volante, Paul Davis disfrutaba de lo lindo. No era para menos: pocas veces uno podía pisar a fondo el acelerador y pasar por en medio de los carriles como si nada. Esquivando vehículos a diestro y siniestro mientras éstos se iban abriendo a su paso, creando un carril temporal vacío, como un canal de tierra en mitad del mar, el motor del 124 se revolvía como una fiera bajo el capó.

(A. Bial le Métayer en: "Dos mejor que uno")




Nunca antes visitado aquella localidad, de manera que estacioné mi Seat 124 Sport en un aparcamiento a la entrada, y me dispuse a caminar, en busca de algún restaurante que me sirviera a tan tardía hora. Ante esas situaciones suelo dirigirme al centro, es la zona con más afluencia, y donde uno siempre suele encontrarse con al menos un bar.

(J. G. Chamorro en: "El vendedor ambulante")


Yo conducía a velocidad más bien lenta mi Seat 124 Sport por la calle de "Les Agudes" en el periférico barrio de Ciudad Meridiana. Una vía de dirección única y a aquellas horas, sin demasiado tráfico. Con la ventanilla completamente bajada, mis ojos iban inspeccionando las numeraciones de las casas que sobrepasaba.

(J. G. Chamorro en: "El viejo barrio")


En la transitada calle donde se ubicaba la relojería tenía tres opciones para investigar. Seguir el rastro del que fue en dirección sur con la mochila, el que lo hizo hacia el norte, o buscar el Ford Mondeo que marchó también en la misma dirección que el primero. Ninguna de las tres tenía más peso o mayores probabilidades de éxito que las otras. Pero puesto que tenía mi Seat 124 Sport estacionado en doble fila frente a la relojería, y dos de los sospechosos habían huido en la misma dirección, opté por sacarlo de ahí y seguir el rastro del Ford Mondeo y uno de los asaltantes que escapó a pie.

Puse en marcha el motor, y comencé a circular lentamente por la calle hacia el sur, la dirección que se había marchado el asaltante a pie y el Ford. Circulaba a lo que los guardias de tráfico denominan velocidad anormalmente reducida, pero lo hacía por un motivo. Con mi teléfono móvil iba grabando en video todo lo que pasaba por mi ventanilla. Mi cerebro, registraba también los comercios y locales que pudieran ser más interesantes.

(J. G. Chamorro en: "El cazarrecompensas")






| Preparación: Revista Coche

2 comentarios:

  1. Anónimo23.1.21

    ¡Qué tiempos! Ahora tienes muchas opciones, pero han perdido el encanto de antaño. Sacan los Cupra esos, que a los seis meses ya quedan obsoletos. El 124 Sport imaginaros, del 70 que se presentó, hasta el 76, ¡casi una década de coche! Impensable hoy día. E incluso a principios de los ochenta era fácil verlo.

    Por cierto, ¿os habéis fijado en la revista? Menudo patinazo el de Autopista, con la "exclusiva" del R7 que no se parece en nada al que finalmente salió :D Ese tipo de ingenuidad hoy no se lo pasarían por alto, les lloverían críticas y empezarían a decir que no se enteran y uno y otro. Y en aquellos tiempos pues dabas esos adelantos, que igual fallaban, pero no pasaba nada. La revista se vendía igual, le permitía a la gente soñar, aunque luego el coche no fuera tal como era.

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  2. Tuve un auto de estos, son un fierro, me arrepiento de haberlo vendido

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