De pequeño una de mis mayores aficiones era el dibujo, y no lo hacía mal, de hecho llegué a representar a mi colegio en algún certamen. Todo el mundo pensaba que acabaría convirtiéndome en un gran pintor, y ya veis dónde he terminado.
Pero el caso es que una de las cosas que más me gustaba dibujar -como la mayoría de niños, supongo- eran coches y, concretamente en mi caso, coches de tres ruedas. Supongo que era debido a lo llamativos que resultaban para mí aquellos camiones de varios ejes con dos ruedas directrices en la parte frontal, que giraban a la vez, y quería trasladar esa idea a un utilitario.