Volvemos al año 1983 (concretamente a abril de ese año) para recordar uno de los lanzamientos más carismáticos y espectaculares de Ford en los ochenta: el XR4i. Lo más llamativo de este coche (antes, y ahora) saltaba a la vista fácilmente: era su doble alerón trasero, de fábrica. Era un modelo vanguardista, con llantas de aleación y que integraba el motor V6 de 2,8 litros del Capri (y del Granada), que ofrecía en el Sierra 150 CV a las 5.700 rpm. Este increíble motor tenía entre sus virtudes no sólo la potencia, sino la fiabilidad, gracias a su árbol de levas accionado por piñones (algo que ha ido desapareciendo de este tipo de motores, y de todos los demás, en realidad).
El motor (con alimentación a inyección, que era a lo que correspondía la letra "i", que en el caso del Sierra era mecánica) se acoplaba a una caja de cambios manual de 5 velocidades, que enviaba la potencia a las cuatro ruedas (era tracción total). El peso del coche sería impensable hoy en día (por la estupenda relación peso/potencia), de sólo 1.175 kg.