
En 1961, la gama de Citroën tenía una brecha inabarcable por la que miles de clientes se colaban hacia modelos de la competencia. Para cubrir el hueco entre el innovador y elitista Citroën DS ("Tiburón") y el popular y espartano Citroën 2 CV, la marca lanzó el Citroën Ami 6, una berlina original que pretendía, además, atraer a la clientela femenina.
Al contemplar el Citroën Ami 6, lo primero que llama la atención es su luna trasera invertida que une, con un ángulo imposible, el techo del vehículo con la puerta del maletero. Aunque pueda parecer el último capricho estético del diseñador Flaminio Bertoni, autor de otros modelos míticos de la marca como el Traction, el 2 CV y el DS, lo cierto es que fue una solución práctica a un problema de espacio: era la única manera posible de mantener, dada la longitud del coche (3,865 m), una silueta de tres cuerpos garantizando una habitabilidad óptima en la fila trasera. En septiembre de 1964, se lanzaría una versión break, más convencional.