
El Sandero era un modelo bastante clásico, pero dentro de su segmento hay que reconocer que estaba en un más que digno lugar en cuanto a diseño. Conservaba las proporciones que un coche de su clase debe tener, y exteriormente no existían muchas florituras. Claramente era lo que veías, sin falsedades. Mejorarlo era bastante fácil. Pero Renault (o Dacia, que viene a ser lo mismo) ha hecho lo que parecía imposible: enfearlo.
La parte trasera han querido simularla a un Duster, quedándose a medio camino con unas ópticas minúsculas rodeadas de plástico rojo que cumple una función simplemente estética (queda patente con ello que el plástico es mucho más barato que el acero, y por eso no han escatimado en ese material). La línea lateral se corta repentinamente a media altura de la puerta trasera, sin continuidad, como si al diseñador se le hubiera acabado la tinta de repente.

En el frontal no gana mucho más, y vemos unos faros "a lo Volkswagen Golf" pero, obviametne, sin ser un Golf.

El Logan, sin embargo, como puedes ver en las imágenes, mejora bastante. El rediseño le favorecen y en la parte trasera parece un coche de más entidad de la que tiene (aunque las ópticas son las mismas que las del Sandero). La parte delantera también gana en robustez y músculo. Lástima que el diseñador pareciera que haya dejado toda su imaginación en él, y cuando llegó al Sandero parece que ya no le quedaban ideas.




| Redacción: Revista Coche | Imágenes: Autoweek
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