Manuel Mejido era un joven periodista mexicano residente en Francia. En el invierno de 1958 intentó conseguir una gran exclusiva: entrevistar a Pablo Picasso, el genial pintor español que, exiliado por la dictadura franquista, vivía en la Costa Azul.
Sabiendo que Picasso era muy reacio a conceder entrevistas, el joven e intrépido Mejido eligió una estratagema. Se presentó en la puerta de "La Californie", la célebre villa del Maestro en Antibes en nombre del "Centro Republicano Español de México", organización que ayudó a emigrar y acogió a innumerables exiliados españoles en aquel país. Pablo Picasso, que era un reconocido defensor de la república española, consintió la entrevista.