En agosto de 1999 Peugeot presentaba su tope de gama, el 607, bajo el lema: "una rara fusión entre el estilo clásico y la tecnología del siglo XXI". Era toda una declaración de intenciones para un coche destinado al segmento de los modelos ejecutivos de Europa, y que, según el fabricante del león, introducía novedades a nivel mundial para los coches de producción, como era:
- Un revolucionario filtro que destruye las partículas microscópicas de los gases de escape en las versiones diésel.
- Iluminación automática de las luces de emergencia en casos de pisar el pedal de freno con dureza.
- Nueve posiciones de dureza de la suspensión para aumentar el comfort y el control sobre el automóvil.