En Revista Coche vamos a realizar una curiosa y, por qué no decirlo, algo "alocada" prueba que seguramente llame mucho la atención y aclare bastantes cosas, y es recorrer media España, desde Santander hasta Madrid, con dos vehículos industriales radicalmente diferentes entre sí: una Pegaso J4 de los años setenta, y una de las últimas y modernas furgonetas del momento, una Nissan NV200 eléctrica. Veremos si los casi 50 años que las separan se notan, y qué ventajas tiene una respecto a la otra.
Partiremos, pues, desde nuestro motel en Santander, y llegaremos hasta los talleres Doble E (nombre que hace alusión a sus propietarias, Erika y Esther), en Madrid. En cuanto a las furgonetas, la Pegaso J4 nos la ha prestado su dueño, Macario, mientras que la Nissan NV200 no han querido (no sabemos la razón) desde Nissan Ibérica que la probásemos, así que ni cortos ni perezosos, la hemos adquirido "de paquete" y totalmente nueva, sin estrenar, gracias a las facilidades que nos han dado en los mencionados talleres Doble E.
Macario "Mac", dueño de la Pegaso J4 prestada para la prueba junto a su furgoneta, y Geb junto a la Nissan.
Por de pronto, las cifras son muy dispares. La Nissan e-NV200 tiene 300 km. de autonomía, mientras que la Pegaso J4, con su motor de 1,5 litros diésel, es capaz de recorrer 400 kilómetros a plena carga sin repostar. Eso quiere decir que con la e-NV200 deberemos detenernos cada 300 kilómetros (eso si conducimos con el modo más económico, con la batería a plena carga, en condiciones favorables - que nunca se dan, sobra decirlo -, y sin abusar de desarrollos), mientras que con la Pegaso J4 cada 400 kilómetros solo nos tendremos que detener a repostar en una gasolinera, para continuar el viaje. Por lo tanto, cuando la Pegaso J4 haya alcanzado su objetivo desde Santander a Madrid, en unas cuatro horas horas, a la Nissan e-NV200 aún le quedarán bastantes kilómetros por delante. El conductor de la J4 estará disfrutando de un café en una terraza de la Plaza del Sol, y el conductor de la Nissan e-NV200 se encontrará esperando, mirando su reloj con impaciencia, a que recarguen las baterías de la e-NV200, algo para lo que tendrá que esperar 60 minutos si tiene la enorme suerte de encontrar un punto de recarga rápida. El problema es que esta recarga - que abusa mucho de las baterías y no es muy recomendable hacerla de manera habitual - solo nos "llena" las baterías un 80%, pero es lo que hay. De lo contrario nuestro sufrido conductor de la e-NV200 tendrá que esperar 7 horas para volver a echar a andar con su furgoneta, eso si encuentra un punto con Wallbox (que tal como están las cosas, va a ser que no).
Por carretera, a velocidad comedida de unos 80 km/h, la Pegaso J4 suele consumir unos 9 litros (13 litros si callejemos en ciudad). Teniendo en cuenta que su depósito es de 45 litros, nos da para hacer un recorrido de 400 kilómetros sin repostar.
La robusta Pegaso J4 en mitad de las tierras castellanas durante una fase del recorrido. Repostar con una Pegaso J4 son apenas diez minutos. En una Nissan e-NV200 nos lleva 7 horas recargarla (21 horas si no usamos cargador rápido), todo para apenas 300 km. "si el viento es favorable".
En la Nissan e-NV200 tenemos una autonomía de 300 km (siempre que el tiempo sea favorable y no haya mucho viento en contra ni empinadas subidas). Esto quiere decir que cuando el conductor de la Pegaso J4 haya llegado a su destino en Madrid, y ambos hayan salido de Santander en la misma hora y en el mismo instante, el de la Nissan e-NV200 estaría aún en mitad de un pueblo perdido de la meseta castellano-leonesa, a cierta distancia aún de Somosierra. Mal sitio para encontrar un enchufe. Recordemos que desde Santander a Madrid hay una distancia de unos 450 km, que se tarda en recorrer casi cuatro horas y media (un poco más de cinco horas si encontramos tráfico, probablemente).
Al infortunado conductor de la e-NV200, solo le quedará la alternativa de llamar a Auxilio en Carretera, para que una grúa "de verdad" y con motor de combustión "tradicional" le remolque al primer punto de recarga, una treintena de kilómetros (quizá más), si con suerte logra encontrar uno por la población más cercana de cierta entidad, que sería Segovia o, como alternativa, irnos unos kilómetros más atrás hasta Aranda de Duero.
A la furgoneta de Nissan aún le queda mucho que mejorar para poder ser tan polivalente como una antigua Pegaso..., ¡y eso que las separan varias décadas!
Por contra, el conductor de la Pegaso J4 habrá repostado muy cerca de Madrid, en cualquiera de las estaciones de combustible de la Autovía del Norte, o en localidades como La Cabrera o Molino de Mazacortas, donde están situadas (a ambos flancos de la A-1) las estaciones de servicio de Repsol y de Shell.
Aún en el supuesto de que el conductor de la Nissan e-NV200 haya conseguido dar con un punto de recarga rápida para su furgoneta eléctrica, aún deberá esperar una hora con un cargador especial denominado CHAdeMO. En ese intervalo de tiempo la Pegaso J4 de los setenta ya habrá llegado a Madrid, aparcado, e incluso descargado.
Antes de salir de Santander, los contendientes frente a frente.
Y hablando de cargas, el conductor de la Pegaso J4 puede llevar en su espacio de carga hasta 850 kilos (todo incluido). La Nissan e-NV200 puede cargar 742 kilos, es decir, 108 kilos menos que la Pegaso.
Respecto a dimensiones, curiosamente y a pesar de su mayor espacio de carga, la Pegaso J4 es también más compacta: 4.065 mm. de largo frente a los 4.560 mm de la Nissan e-NV200.
Llama la atención cómo una furgoneta de los años setenta como es la Pegaso J4, sigue siendo en muchos aspectos enormemente más competitiva que una de las más modernas y tecnológicamente avanzadas furgonetas de última generación. Por supuesto, en donde gana - y por goleada, obviamente - la Nissan e-NV200 a la Pegaso J4 es en comodidad, seguridad, y ecología. En robustez, autonomía, carga y poderío es sin dudas mucho mejor uno de los antiguos modelos de furgoneta. No en vano estaban hechos para eso: para el trabajo duro, soportar el rudo maltrato, y las largas jornadas diarias de reparto con recorridos en caminos de lo más escarpados y agrestes. Las modernas furgonetas son un bonito electrodoméstico, muy agradable a la vista no hay duda, pero ni longevos ni para recorridos duros y largos. Lo primero porque no interesa hacerlos duraderos (cuanto más se renueve la flota, mejor para el fabricante), y lo segundo porque a las plataformas eléctricas, y a los sistemas de recarga y baterías en general, aún les queda un largo, muy largo camino que recorrer. Nunca mejor dicho.
Una vez llegadas a Madrid, frente a los talleres de Erika y Esther del Doble E.
El autor de este reportaje dialogando con Esther, del taller Doble EE.
Nota: Revista Coche se puso en contacto con Nissan Ibérica para participar en esta curiosa comparativa, y han declinado la propuesta. ¿Miedo a que una furgoneta de los setenta dejara en ridículo a sus "modernas" plataformas? Quién sabe.
| Redacción: Geb "El paparazzi" para Revista Coche | Dioramas gentileza de Reflejo Creative y Bburago
Podéis hacer la misma comparativa en el uso diario de estas dos furgonetas haciendo reparto en una gran ciudad como Barcelona o Madrid? A ver si el coste en consumo de cada una de ellas sigue sin importar (como los costes de mantenimiento).
ResponderEliminarEstá claro que las actuales furgonetas eléctricas están pensadas para el reparto final, no para transportes de larga distancia.
Muy buena sugerencia.
EliminarAún así creo que a la larga, aunque el coste de mantenimiento sea menor, el de adquisición es mayor.
Yo creo que el quid de todo el asunto son las emisiones. O sea, estoy dispuesto a sacrificar espacio de carga y hasta prestaciones, pero ¿quién me asegure que cuando la vaya a enchufar, la electricidad que me llegue no va a contaminar más que si usara una con motor de combustión? (Y que nadie me diga que me lo garantiza el Parlamento Europeo con sus normativas, que no me lo creo).
Os cambio todas las NV200 que queráis, por una sola J4 de Pegaso.
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