Los españoles cada vez pagan más con tarjeta. Las últimas cifras publicadas por el Banco de España (del tercer trimestre del 2017) constatan un crecimiento del 8,25% de pagos con tarjetas. Una tendencia en auge que también está calando en el transporte público, con la implantación progresiva del sistema contactless en los autobuses para el pago de viajes con billete sencillo. Un cambio que permitiría reducir a la mitad el tiempo que un bus permanece en cada parada de su recorrido, según la asociación de transporte público ATUC.
Y es que acabar con las colas que se forman por pagar en efectivo es la ventaja más palpable que se logra con el contactless, porque la validación del billete es igual que con cualquier abono de transporte o billete múltiple, y el conductor no tiene que hacer las veces de cajero.
Precisamente, este recorte del tiempo que los autobuses pasan en las paradas repercutirá en una menor duración de los trayectos, y ello servirá para captar usuarios, puesto que uno de cada cuatro españoles que todavía no utilizan el transporte público aducen el tiempo de viaje como freno, tal como recuerda la entidad, que ha presentado el Manual de Pago Contactless en el Transporte Público, elaborado en colaboración con VISA, como guía de referencia para su desarrollo en España.
Favorecer la intermodalidad
Asimismo, el contactless tiene el potencial para dar un paso más hacia la integración de los distintos medios de transporte público, debido a que estas tarjetas pueden ser empleadas en entornos multimodales de manera que con una única tarjeta el viajero podrá viajar indistintamente en autobuses, metros y trenes de cercanías, lo que favorece la utilización del transporte público para la movilidad del ciudadano en su día a día. Esto ofrece la posibilidad de desarrollar modelos complejos de ticketing que pueden adaptar las tarifas a las necesidades de los viajeros en tiempo real.
No obstante, hay otras mejoras asociadas a esta forma de pago de las que se puede beneficiar el usuario final como es la durabilidad. Así, las tarjetas contactless tienen una vida útil de hasta cuatro años, mientras que los billetes tienden a desmagnetizarse o a doblarse, lo que provoca que no funcionen cuando se validen y haya que cambiarlos con frecuencia.
Según el secretario general de ATUC Jesús Herrero, "el uso de estas tarjetas permitirá diseñar y articular promociones, descuentos y precios variables a medida de las necesidades de cada viajero y, al mismo tiempo, conocer a ese viajero de titulo sencillo, cómo es, cuánto viaja, qué trayectos hace, etc., gracias al rastro de información que deja el contactless".
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