En agosto de 1999 Peugeot presentaba su tope de gama, el 607, bajo el lema: "una rara fusión entre el estilo clásico y la tecnología del siglo XXI". Era toda una declaración de intenciones para un coche destinado al segmento de los modelos ejecutivos de Europa, y que, según el fabricante del león, introducía novedades a nivel mundial para los coches de producción, como era:
- Un revolucionario filtro que destruye las partículas microscópicas de los gases de escape en las versiones diésel.
- Iluminación automática de las luces de emergencia en casos de pisar el pedal de freno con dureza.
- Nueve posiciones de dureza de la suspensión para aumentar el comfort y el control sobre el automóvil.
También introducía de serie tecnologías que hoy en día nos parecen muy cotidianas, pero que por aquél entonces sólo estaban reservadas a coches de gama alta, como los sensores de presión del inflado de los neumáticos, un sistema de freno de emergencia que acortaba la distancia de frenada hasta en un 25%, ESP, ventanillas laterales laminadas, control multifuncional de las puertas, deflector de aire calefactado, encendido automático de luces, sistema de radio-teléfono...
El 607 medía 4,87 m. de largo, con una distancia entre ejes de 2,8 metros. Al mercado llegaba con tres variantes de motor, dos de gasolina (de 160 CV, 116kW, con 2,2 litros, y el motor V6 de 24 válvulas de 210 CV -152 kW-), y una diésel en el modelo de 2,2 litros y 139 CV de potencia -98 kW-, con tecnología common rail de alta presión e inyección directa (HDI), además de filtro antipartículas.
El nuevo Peugeot 607 haría su presentación pública en el Salón de Frankfurt de 1999 (que abrió sus puertas el 14 de septiembre de dicho año), para llegar al mercado un año después.
| Redacción: Revista Coche
No hay comentarios:
Publicar un comentario