Análisis de Scott Hebron: Por qué Fernando Alonso no puede correr en Australia, y tú sí podrías

Si Alonso no fuera quien es ni hiciera lo que hace, al llegar al hospital le hubieran hecho como a todos nosotros: una palmadita en la espalda y a casa a descansar para volver mañana a currar. Por fortuna para él, en su caso no ha sido así.


Enorme la polvareda que se ha montado con el accidente de Fernando Alonso en los tests de pretemporada de la Fórmula 1. Se ha dicho de todo, se ha especulado de todo y se ha criticado de todo. Se han llegado a decir cosas tan inverosímiles como que Alonso había sufrido un infarto, o que ya no volverá a pilotar. Todo por una pequeña pérdida de consciencia causada por un golpe. Y para aumentar más el caos y la especulación, ahora los médicos impiden su participación en competición. Pero veámoslo en perspectiva.

En España hay miles de accidentes laborales, ocurren todos los días, y muchos de ellos son del tipo de traumatismo craneoencefálico. Por desgracia ninguno de ellos va a tener el impacto ni la atención que ha tenido el de Fernando. Ojalá todas las empresas trataran a sus trabajadores como la FIA trata a los suyos, haciéndoles pasar una y mil pruebas e impidiéndoles competir hasta que no estén cien por cien seguros. Pero a diario en España y ante accidentes similares, no es así. La mayoría de las compañías no quieren prescindir de sus empleados ni pagarles un día siquiera de baja, así que harán lo imposible para que, si han tenido un accidente laboral, vuelvan de inmediato al trabajo. Que se lo digan a todos los que tienen que enfrentarse con las mutuas de sus empresas, cómo ante ese tipo de accidentes poco menos que lo toman como algo corriente y si has perdido la consciencia te dicen que eso no es importante. Que ocurre siempre y es lo normal, que mañana en pie y vuelta a trabajar.




Cuando trabajaba en podas y te caías o sufrías un golpe, te daban dos palmaditas en la espalda, el capataz de turno te preguntaba si estabas bien, y vuelta al tajo. Quizá, a lo sumo, te daban algo de azúcar o un refresco azucarado porque -dicen- viene bien.

Precisamente hace pocas semanas mi madre tuvo un accidente, cuando la encontré no sabía ni dónde estaba ni qué hacía. La llevé al hospital y allí, tras ponerle hielo en la brecha que se había abierto en la cabeza, nos dejaron varias horas en la sala de espera "para que bajara la inflamación y vieran cómo evolucionaba".

Casualmente ese mismo día coincidimos en la misma sala con varias chicas que habían sufrido un accidente de tráfico. La mayoría tenían puesto un collarín y las dejaron allí sentadas -ya llevaban desde la noche- sin pasarlas a ninguna habitación, ni a planta, y sin apenas atención porque era de noche. Sólo a última hora de la mañana se acercó un traumatólogo que empezaba las guardias -era un sábado- para atenderlas. Les dieron a todas ellas un papel con el protocolo a seguir para este tipo de accidentes -que os pongo en este post, ya que a mí también me lo dieron- y las mandaron para casa diciéndoles que tuviesen reposo. Claro, ellas no eran famosas y su coche no era, seguramente, ni un Ferrari ni un McLaren.

En el caso de mi madre como el día posterior era domingo me dijeron que le hiciera yo mismo las curas, y que si veía que perdía la conciencia o la orientación, que volviera. Nos dio también el papel del protocolo ante traumatismos craneales, y nos mandaron a casa tras pasarnos la mayor parte del día sentados en una sala de espera del hospital.


Como veis, la diferencia de actuación con el caso de Fernando Alonso es abismal. No estoy diciendo que debrían hacer lo mismo con Fernando, ¡no! ¡Todo lo contrario! Yo también quiero que cuando todos vosotros, nuestros lectores, cuando a nuestros familiares o amigos les ocurra algo así, en todos los casos, absolutamente en todos, se haga lo mismo. En todos se ingrese al accidentado, y se le mantenga bajo estrecha vigilancia durante no 48 horas, sino 72, como con Alonso, y no que nos dejen abandonados en una sala de espera con tropecientos pacientes y amontonados unos con otros, sino en una habitación bajo extrema vigilancia.

Y antes de salir se les hagan tests y todas las pruebas (y no un mísero escaner como nos hicieron a nosotros), y que si es un accidente laboral la mutua y los responsables de la empresa envíen al trabajador a casa a reposar durante dos semanas, un mes o lo que haga falta. Eso es lo que quiero, y no solo que se haga en el caso de que uno se llame Fernando Alonso y sea rico y famoso.

Eso sí, lo de las enfermeras y doctoras haciendo el paripé y despidiéndole a la salida del hospital agitando sus manitas como si Fernando fuera un niño de siete años eso no hace falta, eso no lo pido. Eso pueden ahorrárselo.

| Redacción: Scott Hebron para Revista Coche

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